El nombre Final Fantasy evoca muchas cosas en la mente de los gamers: Historias épicas, combate estratégico, y scores trascendentales. Para Square Enix, sobre todas las anteriores, hay una comunidad de fans implacables.
32 años en la industria de los videojuegos es una marca que no muchas compañías o franquicias pueden reclamar como propia. Entre las que sí pueden, está la franquicia más emblemática de Square Enix (llamada solamente Square Co. en su inicio), un icono de los RPG y piedra angular de la cultura gamer: Final Fantasy.
Desde el lanzamiento de su primer título en 1987, Final Fantasy fue como una bola de nieve bajando una montaña, amasando fans con cada entrada, especialmente con algunas que han dejado huella por sí solas como obras maestras del género, Final Fantasy VI, VII, IX y X son casi universalmente alabados dentro de la larga lista de entradas de la franquicia. La comunidad que se ha consolidado alrededor de este multiverso con el paso de los años es una de las más grandes y más devotas que hay. Pero esta misma devoción que ha elevado a Final Fantasy y sus creadores a alturas míticas es también un arma de doble filo, como bien se han dado cuenta en esta última década.
Los dos últimos títulos principales, Final Fantasy XIII y XV, fueron recibidos con mucha crítica y repudio por los fans más acérrimos, por desviarse de la fórmula clásica de sus predecesores. Lo que me hace preguntarme, ¿Debe sacrificarse una idea original por el bien de mantener un legado? ¿Qué tanto puede comprometerse una compañía con su base de seguidores sin caer en una zanja creativa?
¿Qué tan malo puede ser?
Hace un par de semanas, después de esperar 2 años a que saliera todo su contenido adicional, me decidí a comprar Final Fantasy XV: Royal Edition. Lo hice con mucha expectativa de los cambios que hicieron a la historia, sistema de combate, y sidequests adicionales. Si bien estaba consciente del martillazo tempestuoso que le propinaron a Square por las obvias fallas que presentaba en su lanzamiento inicial, confiaba en que la situación no podía ser tan mala, dado que yo experimenté en sus etapas iniciales los tres títulos del universo de Final Fantasy XIII y es para mi uno de los juegos que más se ha quedado grabado en mi mente. Por supuesto, de una manera positiva.
50 horas de juego más tarde, pude comprobar muchas cosas. Principalmente; sí, es un juego con fallas mecánicas claras, pero no son fallas que rompan el juego de manera contundente; Square Enix realmente quiere romper el molde que lo ha llevado a la cima, pero es un proceso que llevará mucha prueba y error, y no tienen miedo de comprometer aspectos que saben manejar perfectamente con este fin; XV es un juego que busca sumergirte en un mundo vasto como pocos y llevarte a explorar cada rincón, encontrar cada objeto, arma y traje, pero sin perder de vista que todo está atado a una mitología.
Un problema esencial que se enuncia en contra del título es la falta de contenido de la historia principal. Por su cuenta, hay huecos que nunca se explican durante el curso de los capítulos de juego, y dejando la experiencia de juego hasta el final del juego, efectivamente no experimentas una historia completa. Pero aquí es donde la experiencia de juego debe abrirse, es aparente que las sidequests esconden mucha información acerca del mundo; parte del contexto está escondido en documentos, anuncios, interacciones con NPCs. Un viaje en carretera siempre tiene desviaciones inesperadas que enriquecen la experiencia. ¿Por qué habría de ser diferente en un videojuego?
Claro que hay una historia en los personajes jugables, pero ellos mismos son parte de un todo, XV es la historia de Eos, que se complementa con los capítulos descargables, serie anime, una película, y una novela que terminará la trama del mundo (Cabe mencionar que había 3 capítulos descargables adicionales a los de los personajes principales, pero Hajime Tabata, el director de XV decidió eliminar 2 de estos debido a los comentarios negativos en torno al juego). El verdadero objetivo de XV es el panorama, es la historia del mundo y cómo esta afecta a los personajes principales. El juego esta al servicio de la historia. Desde la secuencia inicial puedes apreciar la amplitud del mundo que te rodea, dándote una sensación de vastedad y aventura.
También es comprensible, por otro lado, el enojo de jugadores que adquirieron el título en su lanzamiento inicial, porque estoy consciente que la versión en que me baso es una versión completamente liberada en su contenido. El sistema de combate no es tan diversificado como lo experimenté ni se tenía oportunidad de controlar a tus acompañantes, haciendo los encuentros con enemigos excesivamente repetitivos. Ciertos aspectos de la historia final también fueron agregados, y el número de sidequests era más reducido. Y son quejas justas.
Un legado lejos de inmaculado.
Square Enix no sólo es afamada por el éxito de sus propiedades intelectuales, también lo es en los últimos años por su falta de organización, retrasos de juego (originalmente, XV sería un spin-off llamado versus XIII, planeado para PlayStation 2 en 2006), cambios constantes en los equipos de desarrollo, y elecciones mercadotécnicas pobres. Esto posiblemente es resultado de la incorporación de la empresa a un conglomerado que incluyó a Taito y Eidos Interactive en 2008. Pero esto es también lo que ha permitido a los equipos encargados de Final Fantasy a ser más ambiciosos en la creación de sus universos.
La desgracia de XV no es un caso aislado. Final Fantasy XIII fue fuertemente criticada también por la linealidad de su historia y su cambio radical en los sistemas de combate.Si bien la experiencia de XIII no es una de exploración hasta la segunda mitad del juego, e incluso en ese momento no presenta enormes caminos por descubrir, es una historia que te permite ahondar en lo que hace mejor, su combate.
Personalmente, el esquema “Paradigm Shift” del combate de XIII no sólo es uno de los mejor construidos de cualquier título de la franquicia, es extremadamente divertido, y permite un rango bastante amplio de personalización. A pesar de tener otros problemas dentro de su contenido narrativo, la experiencia de XIII no es por ningún motivo un desperdicio.
Incluso ha habido títulos que se desvían casi por completo del género RPG y han sido recibidos positivamente por jugadores y críticos. Dissidia: Final Fantasy y su precuela Dissidia 012 Final Fantasy para PSP fueron excelentes juegos de pelea con sólo elementos de rol, que presentaban un crossover excitante para viejos conocedores y una experiencia introductoria para los ajenos al multiverso de Final Fantasy. Su desarrollo no sufrió tantos inconvenientes como los títulos subsecuentes, pero los equipos creativos detrás no fueron fundamentalmente diferentes.
Square Enix nos ha demostrado que a pesar de todas sus fallas, es capaz de producir historias que te atrapan, personajes entrañables que evolucionan con nosotros, y mundos maravillosos que ruegan ser descubiertos. Y con ellos siempre habrá quienes crean que deben regresar a sus inicios, a lo que los hizo la leyenda que son, y no jugar con lo que puede ser; también habrá otros que a pesar de no ser los juegos que recordamos de nuestra infancia, podrán apreciar el esfuerzo detrás de los errores que tienen y disfrutarán de la experiencia tanto como las otras.
¿Será la nostalgia algo que juega en contra de la capacidad creativa de la empresa? ¿Una barra muy alta de exigencia para todos sus juegos? La respuesta es seguro diferente para cada individuo, pero eso no detendrá al gigante japonés de ser ambiciosos, cada vez buscando empujar más límites, y buscar nuevas formas y formatos para develar sus historias. Y así como cada universo es grandioso dentro de sí mismo, podríamos todos enfocar nuestra mente en ver con ojos nuevos un relato que tiene todo por contarnos.
