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El baneo no sirve contra los trolls famosos

League of Legends
La decisión de Riot por levantarle el ban a uno de los jugadores de League of Legends más tóxicos en el mundo, llega en un momento donde parece ser que la fama está por encima de la convivencia entre usuarios.

Cuando uno es usuario de servicios como YouTube, Twitter o incluso de juegos en línea como League of Legends, uno de los pilares para que todo funcione correctamente son los términos y condiciones. Básicamente se trata de una especie de garantía para la sana convivencia, pues representan lineamientos que apelan principalmente al respeto frente a otros usuarios. Regularmente violar dichos reglamentos conlleva a la suspensión del servicio. Sin embargo, parece ser que entramos en una época donde la fama y el poder de un usuario particular son más importantes que la comunidad.

En estas últimas semanas se han dado casos notables en los cuales la popularidad o poder de un usuario pasaron por encima de los lineamientos de las diversas plataformas. A finales de diciembre, Logan Paul, uno de los youtubers más famosos en dicha plataforma, fue noticia incluso fuera de dicho entorno. Durante una visita a Japón, decidió grabar un recorrido por el infame bosque de Aokigahara. Dicho lugar es conocido por ser el sitio preferido de muchos nipones para cometer suicidio. Como es de esperarse, el que busca encuentra: el material publicado por el estadounidense presentó a un hombre sin vida.

El video fue borrado por YouTube, aunque eso no dejó satisfecha a una comunidad que pedía su baneo instantáneo o un castigo –como ocurriría con cualquier otro canal– argumentando violaciones al reglamento de la plataforma. No conforme con ello, Paul subió un video pidiendo disculpas, el cual monetizó. Y para encender aún más a otros usuarios, siguió presentando clips en los cuales recorría Japón faltando el respeto de forma reiterada a otras personas. De acuerdo con diversos usuarios, la razón por la cual el portal no profundizó el castigo al popular youtuber fue por el hecho de que, al final del día, representa una ganancia importante.

Fue apenas hasta este martes, a través de una serie de tuits, que YouTube respondió de forma oficial a la polémica. La plataforma admitió no haber informado de manera clara acerca de la situación, así como el hecho de que el suicidio no debería ser un tema central en los videos. Por tal motivo, indicó que que el canal violó los lineamientos y que se aplicarán mayores sanciones sin especificar cuáles.

Ahora vamos a temas un poco más espinosos. Twitter y Donald Trump. El excéntrico mandatario estadounidense hace mucho tiempo que hizo méritos para ser baneado del servicio de micro blogs. Es su herramienta predilecta no sólo para comunicarse con sus ciudadanos, sino para hacer ataques personales sin fundamentos a otras figuras políticas. Ha promovido contenido racista, como el retuit anti islamista a una organización de ultraderecha británica. Y, claro, ha amenazado con presionar el botón nuclear estadounidense simplemente para señalar que es más grande que el del líder norcoreano Kim Jong-un.

Si Trump fuera un usuario cualquiera, su cuenta de Twitter no existiría más. Pero sucede que no lo es. La gente detrás de este servicio argumenta que, al ser una personalidad de interés mundial, bloquearle el acceso al servicio ocultaría información de alta relevancia. Con ella se limitaría, de acuerdo con los ejecutivos de Twitter, la posibilidad de la ciudadanía para conocer las opiniones de alguien como Trump y tomar decisiones con base en ellas.

Cuando ser tóxico parece ser un honor

Su nombre es Tyler Steinkamp y es uno de los jugadores de League of Legends más seguidos en Twitch, con el nombre de Tyler1. Es reconocido, principalmente, por dos cosas: La primera es por alcanzar los niveles más altos en la jerarquía del juego con un personaje considerado low-tier como Draven, incluso pese a los constantes rebalanceos y parches en el juego; la segunda, y más importante, es por ser sumamente tóxico.

Tyler1 ha llegado a presumir, con todas sus letras, ser el jugador más tóxico de los servidores de Norteamérica. Incluso lo presume antes de señalar que es el mejor Draven del planeta. Su fama es tal, que llegó a mantenerla pese a que su ID fue baneado por Riot hace casi dos años. Llegó a organizar, por su cuenta, competiciones y torneos en el título que alcanzaban tanto público como los duelos en el LCS oficial.

En un contexto donde la popularidad de los usuarios parece estar por encima de los términos del servicio y las reglas de convivencia, Riot ha decidido levantar el castigo a Tyler1. Después de 681 días, Steinkamp ya puede volver a usar su ID para jugar y llevar su Draven a nuevas alturas. Sin embargo, no es gratuito. El famoso jugador argumenta que ya se ha reformado e incluso el gráfico de su canal en YouTube donde se jactaba de su toxicidad, simplemente, ha sido tachado para señalar su rehabilitación.

Una disputa clave

La situación, sin embargo, es un punto de prueba para Riot Games y sus intentos por hacer de la comunidad de League of Legends un espacio más amigable en un momento donde la toxicidad es una de sus principales características. Tyler1 se hizo conocido no sólo por acosar verbalmente a otros jugadores durante las partidas, sino por arruinar de manera premeditada el juego de sus propios compañeros de equipo. De igual forma, tuvo altercados con gamers profesionales y hasta personal del publisher mismo.

El baneo llegó después de una disputa con Phreak, jugador de 29 años quien además es parte del staff de Riot. Lo interesante es que se enfrentaron en una partida de alto nivel donde Tyler1, simplemente, le pasó por encima. De esta manera no sólo se cimentó el estatus de Tyler1 como un troll de categoría; también lo colocó como un héroe entre un sector de la comunidad que disfruta de mantener un comportamiento tóxico, aunque Steinkamp asegura, insistimos, que ya se reformó.

El fin del castigo contra Tyler1 ha sido entendido por diversas personalidades cercanas al fenómeno de League of Legends como una medida para no darle a un jugador tóxico más poder del que debería. Esto dado a que es considerado, para diversos trolls, como una especie de mártir. Aunque Tyler se jacta de mantener una conducta reformada, existen testimonios de que aún mantiene actitudes negativas contra otros jugadores. Por ejemplo, descargó a través de Twitter su ira contra un usuario quien documentó su mala actitud por la simple razón de no actuar como el gamer castigado demandaba.

“Estoy reformado”, insistió Tyler en medio de palabras altisonantes. Aún así, este 4 de enero se levantó su castigo.

¿Una lección?

Más que mostrar un ejemplo a otros jugadores para mantener una buena conducta, el caso de Tyler Steinkamp ha sido interpretado como uno donde un gamer negativo puede pasar por encima de las reglas. Está documentado que, pese al castigo, ha podido incluso ganar dinero del juego. Al final, simplemente, el ban se ha levantado. Esto en una época donde la sana convivencia entre usuarios se ha tornado cada vez más complicada.

Así, tenemos al parecer un caso más donde la fama y el poder se ponen por encima del bien e interés común. YouTube no actúa contra Logan Paul dados los recursos que generan sus videos. Twitter prefiere mantenerse ajeno al acoso que realiza Donald Trump contra el resto del mundo a través de su plataforma y, claro, un jugador que se jactó durante buen rato de ser un elemento tóxico en LoL recibe, al final, el perdón como si nada.

El precedente, al final del día, no es precisamente bueno.

Con información de: Polygon, The Verge, Buzzfeed, Youtube @ Twitter

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