La saga de Nintendo va más allá del típico enfrentamiento entre personajes de diferentes franquicias, aunque limitado, su director se toma el tiempo de festejar a una industria que lo apasiona.
Durante la edición pasada de The Game Awards, Reggie Fils-Aimé repetía que Super Smash Bros. Ultimate es “el mayor crossover en la historia de los videojuegos”, tal vez de la industria del entretenimiento en general, y aunque Geoff Keighley bromeaba diciendo que los hermanos Russo, directores de Avengers: Infinity War y Avengers: Endgame, podrían no estar de acuerdo, la afirmación de Reggie no es una exageración, aunque suene así.
En la industria del entretenimiento se ha usado este concepto de crossover de muchas formas, algunas ocasiones como simples cameos y en otras como elemento central de la trama. Con los videojuegos, las compañías lo hacen, ya sea para atraer a fanáticos a adquirir un juego que reúne a su personaje favorito con otros que poco tienen que ver con su universo; como simples homenajes; o a veces para establecer una narrativa en la que dichos personajes coexisten en tiempo y espacio, sea de forma temporal o permanente.
Juegos como los “vs. Capcom” son grandes ejemplos del crossover y también de sus problemáticas, ya que estos títulos están limitados por los tratos a los que las empresas dueñas de los derechos llegan. Poder usar o no a un personaje depende de egos, planes, dinero y decisiones creativas que muchas veces poco se relacionan con el videojuego que será producto de dicho trato. Citando el caso específico de la saga Marvel vs. Capcom, una vez Capcom perdió la licencia, todos los juegos producto del trato entre la compañía de cómics y el desarrollador japonés se eliminaban de tiendas digitales, y cuando se llegó a un nuevo arreglo, con el lanzamiento de Marvel vs. Capcom Infinite, el título sufrió por las grandes limitantes que impuso Marvel.
El otro gran crossover que viene a la memoria para poder comparar a Super Smash Bros. Ultimate es Jump Force, pero éste también está limitado por las licencias de las cuales Jump es dueña. Lo que diferencia a Super Smash Bros. de cualquier otro crossover es que los homenajes, invitaciones y guiños no se detienen en los personajes elegibles, la franquicia homenajea de muchas formas a la industria del videojuego en general, originalmente solamente incluyendo series que han sido relevantes para la historia de la gran N, pero conforme ha pasado el tiempo más invitados se salen de esta norma.
Todo lo que está en el catálogo exclusivo de Nintendo puede ser usado por su director Masahiro Sakurai, quien ha aprovechado esa libertad para brindarnos un recorrido por la historia de la Gran N usando desde los pilares de la compañía como Mario, Link y Pokémon hasta personajes muy poco conocidos, ya sea como trofeos o asistentes.
Además Sakurai ha expandido de poco en poco el catálogo de personajes con invitados de otras compañías que han sorprendido: Sonic, la mascota del antiguo rival Sega; Snake y Ryu, los mayores representantes de sus respectivos géneros y que suelen estar más relacionados a consolas rivales; Cloud, cuyo juego no ha estado en una consola de Nintendo; Bayonetta, su más reciente femme fatale que sin embargo no les pertenece; la sorpresa de ayer con Joker, de Persona 5, juego que sólo ha estado en PlayStation; entre otros.
Quienes conocen el trabajo de Sakurai fuera de los videojuegos, en su columna en la revista Famitsu, sabrán que el creador de Kirby es un gran fanático de todo lo que la industria puede ofrecer, no solo es coleccionista de cartuchos o discos, también es un ávido jugador que juega tanto como puede en todas las consolas posibles. Solo aquí es donde el tema de los derechos y los tratos a los que Nintendo llega con otras compañías se hace evidente, ya que si no fueran un problema y Sakurai tuviera rienda suelta, seguro que no solo incluiría a diversos personajes de Xbox o PlayStation, sino que ya tendría en mente todos sus movimientos.
Aunque el juego se mantiene como un homenaje a la historia y relaciones de Nintendo, el conocimiento que se hace presente en stickers, estatuas, trofeos ayudantes, la enorme cantidad de música y ahora en Espíritus habla de un director que no se preocupa solo por festejar a la compañía para la cual trabaja, sino a la industria de la cual también es fanático, y es por ello que Super Smash Bros. Ultimate es, aunque suene exagerado, el mayor crossover del entretenimiento.
